martes, 2 de junio de 2009

GÉNESIS

el hombre flaco se separó del magma
y creó el universo en siete días.
tomó el barro dulce de la tierra
y le insufló la vida, mi vida.
así nací, del soplido feliz de una promesa vacía
que me iluminó los ojos.
pero el hombre flaco,
que había ensayado otros mundos,
concibió que mi existencia era un pecado
y me maldijo ferozmente
confinándome a la raza de caín.
así perdí el paraíso
en siete putos malditos minutos
y de mis ojos corrieron ríos de dolor
y montañas de sal quemaron mis valles.
la tierra se heló, los árboles se talaron,
las cosechas dieron sus frutos secos y amargos.
yo quedé desterrada:
cubrí mi cuerpo desnudo, pero no logré borrar la vergüenza,
pinté mis ojos de oscuro, cerré mi alma a la luz,
tomé mis viejos poemas, dialogué con mis libros,
dormí entre los perros, moré ente los juncos,
visité cementerios, comí con los difuntos,
me acerqué a una estufa, incendié mi piel,
me embriagué con sangre, despedacé la esperanza,
apuñalé mi abdomen, corté mis manos, grité desolada,
cerré las ventanas, abracé el espanto
el absoluto espanto
y, al fin,
cansada, dolida, avergonzada, sucia, malherida
emprendí mi camino
quince cuadras hacia el otro lado.

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